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Psicología y salud mental

Ana Roa: “Nuestros hijos necesitarán en el futuro una continua reinvención y debemos prepararlos para ello”

Entrevista Ana Roa
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 18.06.20

Ana Roa, pedagoga, profesora especialista en educación infantil, coach y escritora nos habla sobre lo que ha supuesto para la familia el confinamiento y la incertidumbre de estos últimos meses, y nos expone las competencias y habilidades que debemos desarrollar, padres e hijos, tras la crisis del coronavirus.

SyP – La situación que estamos viviendo es muy difícil de gestionar, tanto en niños como en adultos. Como experta en educación emocional, ¿qué papel juegan las emociones en todo esto? ¿Ayuda tener unas bases sólidas sobre la correcta gestión de las emociones?

A.R – Hemos vivido una situación muy difícil que aún continúa siendo bastante adversa. Como experta en educación emocional, creo que es necesario insistir en una gestión adecuada de nuestras emociones. Pero en este contexto, surge una pregunta, ¿cómo puedo gestionar mis emociones? En estos momentos corremos el riesgo de poder transformar nuestros miedos en angustia, debido a esta incertidumbre, a este desconocimiento del final (aunque parece que ya vamos viendo la luz al final del túnel, nunca mejor dicho).

Pero, ¿cuándo terminará todo esto? Cuanto mayor es el desconocimiento y la sensación de descontrol, más tememos lo que puede llegar a suceder. ¿Qué hacemos? En primer lugar es muy importante entender lo que está pasando para poder normalizar nuestras emociones y las de quienes nos rodean. Aceptar un cambio de rutina y una nueva gestión del tiempo nos ayudará mucho a sobrellevar la frustración y las sensaciones de impotencia.

También hay que tener cuidado con las anticipaciones negativas ya que muchas veces nos ponemos en lo peor y pensamos que podemos saber lo que va a suceder, por eso es clave centrarse en el momento presente, especialmente en fases como las de desescalada e intentar adaptarnos a ellas, y sobre todo asumir que mucho de lo que está ocurriendo no depende de nosotros. Es muy importante ser optimistas, respirar para controlar el estrés, la irritabilidad, los nervios, el cansancio… Debemos tratar de evitar el hastío, teniendo en cuenta nuestro estado actual, pensando que es un tiempo transitorio y que poquito a poco vamos saliendo de él. No podemos permitir que nuestro estado de ánimo se deteriore y sea el que marque nuestro ritmo, pero tampoco es necesario autoexigirnos demasiado.

Aceptar un cambio de rutina y una nueva gestión del tiempo nos ayudará mucho a sobrellevar la frustración y las sensaciones de impotencia.

SyP – ¿Ha cambiado de alguna forma la manera de gestionar nuestras emociones tras la pandemia? ¿Hay un antes y un después?

A.R – Por supuesto, hemos empezado a desarrollar nuestra capacidad de ser seres resilientes y a entrenar a nuestros hijos para ello. Todos conocemos la famosa palabra resiliencia que estuvo tan de moda hace unos años y que continúa con nosotros: la resiliencia es la capacidad que tenemos todos los seres humanos para afrontar las dificultades, los problemas y las adversidades de la vida superarlas y transformarlas.

Muchas familias, en esta etapa, me han preguntado cómo actuar con sus hijos, cómo protegerlos de este gran contratiempo que estamos viviendo; en primer lugar, es necesario remarcar que no es posible proteger a los niños de los altibajos propios de nuestra vida, pero sí es posible desarrollar en ellos la capacidad de resiliencia. Esta cualidad les proporcionará las herramientas necesarias para responder a los retos actuales, retos que luego tendrán en la adolescencia, en la etapa adulta y retos como esta gran pandemia que estamos viviendo.

SyP – ¿Qué riesgos emocionales ha supuesto tantos días de confinamiento para los niños? ¿Y para los padres?

A.R – Hemos asumido grandes riesgos emocionales. Los niños han estado sin colegio, sin amigos, en casa todo el tiempo… La convivencia 24 horas suele ser un reto importante que la familia debe superar. ¿Qué hemos hecho nosotros? Los adultos hemos intentado gestionar nuestras emociones, ese miedo esa tensión o esa alerta para no llegar a niveles patológicos. De esta manera, la ansiedad de nuestros hijos, esos trastornos causantes de sus preocupaciones, de sus miedos exagerados, también se han visto reflejados en nosotros con lo que hemos podido ayudarles a tolerarla y a gestionarla.

No se trata de eliminar la ansiedad ni lo que está sucediendo sino de gestionarlo adecuadamente. ¿Cómo? Manteniendo la calma, no sintiéndonos culpables, aceptando que nuestros hijos están sufriendo momentos de estrés y ansiedad, dialogando con ellos aplicando una escucha activa importante: qué te preocupa, tienes miedo de algo… etc.

Es muy importante recordar con ellos cómo se han sentido y recordar cómo nosotros también hemos podido sentir miedo en determinados momentos. Este recuerdo es fundamental para poder explicarles lo que está pasando y después ayudarles a canalizar lo que sienten. También debemos ayudarles a descubrir la realidad para que lleguen a ellos pensamientos realistas y flexibles que les ayuden a aceptar lo que está pasando, sin aumentar esa proporción de los miedos tan importante.

SyP – Háblenos un poco sobre las competencias y habilidades necesarias para la vida y de qué manera han cambiado (si es que lo han hecho) tras esta situación.

A.R – Las competencias y habilidades necesarias para la vida han cobrado valor tras esta crisis. Sí que es cierto, y lo habréis escuchado muchísimo, que cada vez encontramos más en auge términos como “habilidades blandas” o “competencias blandas”. Evidentemente, hacemos referencia a aquellas competencias emocionales y sociales que nos permiten a todos desenvolvernos con éxito en todo tipo de entornos y, especialmente, estás competencias, estas habilidades, proceden del ámbito empresarial. Sin embargo, cada vez más, se están introduciendo en los hogares y en los colegios.

El término soft skills está actualizando el significado de la palabra competencia e incluso sustituyéndolo y complementándolo. Es un término que hace referencia a las competencias no cognitivas, es decir, a aquellos aspectos intra e interpersonales. Las habilidades blandas como la escucha activa, la creatividad o la capacidad de aprendizaje están cada vez más presentes en nuestra sociedad y, de hecho, nuestros hijos las necesitarán más que las asociadas a un perfil de carácter transversal. La importancia de los valores y la capacidad de transformación y renovación cada vez se hacen más patentes en nuestra sociedad, sobre todo en nuestro hogar y también, por supuesto, en el colegio. Cada vez son más los centros que están desarrollando programas de habilidades blandas, dejando un poquito al margen esas competencias duras, es decir, esas habilidades tan técnicas, tan cognitivas y tan asociadas al desempeño del trabajo como ocurría hace algunos años.

La importancia de los valores y la capacidad de transformación y renovación cada vez se hacen más patentes en nuestra sociedad.

SyP – Tras la crisis provocada por el coronavirus muchas personas están teniendo que reinventarse profesionalmente para poder salir adelante y los expertos hablan de que en el futuro nuestros hijos necesitarán la continua reinversión. ¿De qué manera podemos prepararlos para que aprendan a adaptarse a los cambios?

A.R – Estamos en un mundo cambiante y complejo. Muchas familias me han preguntado si tendrían que acostumbrar a sus hijos al cambio. Nuestros hijos ya viven en un entorno de cambio, quizá nos está costando más a nosotros, como adultos, acostumbrarnos al cambio que a nuestros propios hijos. Ellos ya viven en un ambiente de cambio y son capaces de adaptarse.

De hecho, en el futuro nuestros hijos necesitarán una continua reinvención, profesionalmente hablando, y para ello los tenemos que preparar desde pequeños. ¿A qué? A que sean capaces de dialogar, de reflexionar, de controlar sus emociones, de tener una mentalidad bien abierta, de desarrollar  sentido del humor, optimismo, empatía… y para todas estas habilidades blandas nosotros somos fundamentales. La tecnología va por un lado, pero todavía no es capaz de llegar a estas habilidades blandas. Sin embargo, nosotros sí podemos hacerlo.

SyP – Desde organizaciones como el Banco Internacional de Desarrollo apuntan que muchos adolescentes han perdido la motivación a la vez que necesitan apoyar económicamente a sus familias, por lo que han abandonado los estudios no obligatorios. ¿Cree que esta situación es aplicable a nuestro país y cómo ha afectado a los adolescentes este parón en lo que a su futuro académico se refiere?

A.R – Evidentemente, muchos adolescentes están bajo una presión importante debido al nivel de pobreza que se ha acentuado con la crisis, pero también es cierto que muchos de ellos tiene muchísimo interés por estudiar y es un interés mucho más grande del que nosotros pensamos. Son generaciones nuevas, generaciones ávidas de información y muy preparadas. Aquí, evidentemente, hay que destacar el papel de las autoridades, ya que son ellas las que deben tomar medidas para mitigar las consecuencias sociales y económicas que ha tenido el cierre de centros educativos y asegurar, que dicho cierre, tenga el mínimo impacto.

Son las que tienen que hacer todo lo posible para mantener el proceso educativo garantizando el acceso inclusivo a la formación online, que es donde está la famosa brecha digital de la que tanto se habla en estas últimas semanas. Es decir, en aquellos lugares donde Internet y las soluciones digitales para la enseñanza a distancia no sean accesibles habrá que garantizarlas y formar a los chicos en las famosas, y tan necesarias, competencias digitales.

Es muy importante incluir a los adolescentes en el desarrollo de estrategias para todo esto, ellos son muy participativos y pueden aportar mucho en base a sus experiencias y necesidades. Hace falta integrarlos e incluirlos para buscar soluciones, es fundamental.

SyP – ¿Qué consejos le daría a unos padres preocupados por la educación y el futuro de sus hijos ante esta nueva situación que hemos vivido y la posible amenaza de que tengamos que volver a enfrentarnos a algo parecido?

A.R – Esta pandemia nos ha dado muchas lecciones y también una oportunidad de ver las cosas desde una perspectiva muy diferente a la que estamos acostumbrados. Además de la resiliencia y del saber afrontar la adversidad, hemos tomado conciencia de que hay cosas que nos sobran, esta es una lección muy importante. Nos ha ayudado a ser conscientes del excesivo consumismo en el que vivimos, a tener en cuenta que todos somos vulnerables, que podemos cuidarnos unos a otros de una manera altruista, que podemos ser capaces de frenar y de pensar, a darnos cuenta de que, como nos han dicho nuestros hijos, las horas de tiempo que les dedicamos a veces se quedan cortas y que no se puede medir todo en términos de dinero o de retribuciones de otro tipo. Nos ha ayudado a ser más creativos, más responsables, a comportarnos con sentido común…

Todo esto nos va a ayudar mucho a actuar de una manera resiliente para cuando vuelva un rebrote, si es que vuelve.

SyP – Después de tantos años dedicándose a la educación, ¿cuál es su mayor reto como profesional? ¿Qué le gustaría conseguir?

A.R – Mi mayor reto profesional es seguir planteándome cada día como un nuevo reto, nunca mejor dicho, y disfrutar de mi desarrollo personal y vocacional ayudando a todos, ese es mi mayor reto.