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Porno como sustituto de la educación sexual, una práctica perjudicial que los adultos podemos evitar

Porno como sustituto de la educación sexual, una práctica perjudicial que los adultos podemos evitar
Fuente: Pixabay
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 28.01.21

Muchos menores utilizan el porno como sustituto de la educación sexual. De acuerdo con los datos que maneja Save The Children, a uno de cada tres le mueve dicha motivación a la hora de hacerlo. Sin embargo, acceder de manera prematura a este tipo de contenidos puede conllevar diversos perjuicios para ellos. Amenazas que, tal y como veremos más adelante, podemos evitar los adultos controlando lo que ven y, sobre todo, haciendo uso del diálogo.

Internet, la principal puerta de acceso al porno

Aunque el 75 % de los padres británicos se muestra convencido de que sus hijos nunca han visionado porno, la última investigación del British Board of Film Classification recoge, por otra parte, que 6 de cada 10 niños reconocen haber visitado sitios web de esta índole. La organización responsable de la clasificación y censura audiovisual del Reino Unido detecta, en cambio, una gran diferencia al respecto por sexos. Mientras 9 de cada 10 varones lleva a cabo esta conducta casi a diario, solo el 40 % de las niñas visitan estas páginas, pero con una periodicidad semanal o mensual.

En lo relativo a las edades, el informe (Des)información sexual: pornografía y adolescencia de Save The Children establece en 8 años la media de edad con la que se empieza a consumir pornografía. Un dato alarmante que viene motivado por la compra precipitada de dispositivos móviles en etapas cada vez más tempranas, así como por el escaso control parental durante las sesiones de navegación. Al mismo tiempo, en muchas familias existen reparos a la hora de afrontar conversaciones relacionadas con la sexualidad, lo que deja vía libre para que los más jóvenes investiguen por su cuenta y riesgo.

Internet y porno como sustituto de la educación sexual
Internet es la principal vía de acceso al porno como sustituto de la educación sexual | Fuente: Pixabay

Consecuencias negativas de recurrir al porno como sustituto de la educación sexual

Ante un panorama tan preocupante, los expertos de la plataforma de seguridad y bienestar digital para familias Qustodio han analizado los posibles efectos, tanto de carácter físico como psicológico, de recurrir al porno como sustituto de la educación sexual durante la infancia y la adolescencia:

1. Asumir y reproducir prácticas sexuales de riesgo

Si bien, en un principio, las reacciones más comunes de los menores al ver estos contenidos suelen ir de la excitación a la incomodidad, a la larga existe un riesgo muy real de que terminen llevando a la realidad las prácticas de riesgo que han estado presenciando.

2. Acabar más desinformados que al principio

A pesar de no representar, por lo general, lo que debería ser una relación segura, más de la mitad de los menores varones obtiene del porno, según Save The Children, enseñanzas que consideran útiles para aplicar en su vida privada. Un convencimiento que se traduce, de forma inevitable, en un desconocimiento en materia de educación sexual.

3. Interiorizar estereotipos de género y patrones de desigualdad en las relaciones

Por otro lado, el visionado continuado de estas escenas desde etapas tempranas puede incidir en el comportamiento de los niños, tanto en sus relaciones con los demás como en su manera de pensar. Algo preocupante si tenemos en cuenta que, de forma habitual, en estas producciones se reproducen estereotipos de género y patrones de desigualdad entre ambos géneros.

4. Desarrollar una adicción

En última instancia, la convivencia cotidiana con la pornografía puede derivar en conductas adictivas caracterizadas generalmente, tal y como explican desde Qustodio, por el aumento de la violencia y de la exigencia, la cosificación de las mujeres y la despersonalización.

Adicciones por utilizar el porno como sustituto de la educación sexual
Las adicciones, entre los peligros de emplear el porno como sustituto de la educación sexual | Fuente: Pxhere

¿Cómo podemos los adultos minimizar dichos riesgos?

María Guerrero, psicóloga especializada en familias y tecnología, aconseja limitar el acceso a Internet de los menores, bloqueando por completo este tipo de contenidos, y abordar en casa el tema de la sexualidad desde edades tempranas. A partir de los 3 años, afirma, podemos comenzar a hacerlo a través de una conducta exploratoria normal. Cuando sean más mayores y su entendimiento lo permita, considera esencial recurrir al diálogo sin dejarnos cohibir por la vergüenza que pueda darnos en un principio. Las amenazas mencionadas anteriormente deberían servirnos como motivación para superar tal reparo.

Desde el Consejo General de la Psicología de España apuestan más por generar una capacidad crítica en los niños en lugar de censurar. Un proceso que, según su postura, debería implicar a su entorno más próximo, así como a otros actores sociales como los servicios de salud o el sistema educativo. Las relaciones con familiares y amigos, sostienen, son clave en los estilos de vida seguidos por los adolescentes y en su desarrollo social y emocional, lo que hace necesaria su intervención en la puesta en marcha de programas preventivos.