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Educación en casa

Diseña un jardín seguro y bonito para tus hijos, crecerá su mundo y su amor por la naturaleza

Un jardín para niños
Fuente: Por fin jardín
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 01.04.22

Si tienes un jardín en el que juegan habitualmente tus hijos, seguro que te habrás planteado cómo puedes hacer para que lo disfruten lo máximo posible, se diviertan y estén en sano contacto con la tierra. Y posiblemente te habrá surgido la preocupación por el hecho de que pueda haber algo peligroso en él. Os contaremos aquí qué plantas son apropiadas y cuáles no, y os daremos unas cuantas ideas y consejos para crear un jardín para los niños seguro, bonito y lleno de incentivos. Para que en él crezca, también, su amor y respeto por la naturaleza.

Desde bebés, son exploradores del mundo que los rodea, curiosos y aventureros. Y los pequeños tienden a llevarse a la boca todo lo que cae en su mano. Desgraciadamente, no todas las plantas son inofensivas, por lo que debemos tener cuidado y saber identificar las especies potencialmente peligrosas para convertir nuestro jardín en un lugar seguro para ellos.

Os contamos a continuación cuáles debemos evitar para no poner en riesgo su salud. Y también cómo aumentar su vínculo con el medio natural a través de especies divertidas e inofensivas con las que puedan interactuar.

La fitotoxicidad y sus consecuencias

No es extraño encontrar en las urgencias pediátricas consultas por intoxicación con plantas domésticas. Suelen producirse por vía digestiva, al morder o tragar las hojas, los tallos, las flores, las semillas o los frutos, o por contacto con la savia.

La toxicidad puede ser local y evidenciarse con síntomas como irritaciones o inflamación de las mucosas, o bien sistémica o generalizada, con consecuencias más graves, como daño renal, diarrea, parálisis, ahogo, calambres e incluso la muerte. Esto se debe a la presencia de principios activos tóxicos, como alcaloides, glucósidos, resinas, toxoalbúminas u oxalatos, entre otras sustancias.

Especies que se deben evitar

Os ofrecemos un listado de las más habituales —seguro que las conocéis todas— que deben evitarse en un jardín con niños para que estén protegidos y seguros:

Adelfa (Nerium oleander)

La adelfa está incluso prohibida en algunos países, pues es sumamente tóxica toda ella, tanto sus flores, como sus tallos, hojas y frutos. Si se ingiere su sabia, llega a producir desde convulsiones hasta un paro cardíaco.

Hiedra (Hedera helix)

Sus hojas causan irritaciones y dermatitis, pero con lo que hay que extremar el cuidado es con los frutos, pues si se comen, provocan náuseas, vómitos, diarreas, disnea, excitación, convulsiones y coma.

Hortensia (Hydrangea sp.)

Es portadora de un compuesto llamado hidragina, cuyos efectos son similares a los del cianuro. Una pequeña dosis puede causar vómitos y fuertes dolores de estómago, pero cantidades mayores llegan a desembocar en paros cardíacos y la muerte.

Glicinia (Wisteria sinensis)

De esta trepadora, espectacular por sus racimos de flores colgantes, resultan peligrosos tanto sus frutos en forma de vaina como las semillas que contienen. Si se tragan, ocasionan dolor abdominal, vómitos y mareos.

Aligustre (Ligustrum vulgare)

De esta especie, ampliamente usada como seto en parques y jardines, conviene vigilar sus frutos, unas bayas negras que seguro conocéis y que albergan un par de semillas tóxicas. Contienen un compuesto llamado ligustrina, responsable de casos fatales de intoxicación por ingesta. Los síntomas consisten en somnolencia, falta de coordinación de movimientos, vómitos y diarrea.

Acebo (Ilex aquifolium)

Este arbusto resulta interesante para explicarle a los niños algunos tipos de defensa que desarrollan las plantas, pues presenta hojas bajas pinchudas para evitar que los animales se las coman y hojas sin pinchos en las partes aéreas, donde la mayoría de los animales no llegan.

Debido a sus frutos, unas bayas rojas muy vistosas en otoño y a principios del invierno, se utilizan para decorar los hogares en Navidad. Pero hay que tener cuidado de que los niños no se las traguen, pues producen alteraciones gastrointestinales, sobre todo diarrea.

Ricino (Ricinus communis)

De esta planta resulta nociva su semilla, pues ocasiona diarrea, vómitos e hipotensión en un primer momento y altera la síntesis de proteínas de la célula. Mucho cuidado con esta especie, pues comer tan solo dos semillas causaría graves daños a un niño. Baste decir que ha sido empleada con fines criminales, pues ocho semillas pueden matar a un adulto.

Belladona (Atropa belladonna)

Muy extendida en nuestro clima mediterráneo. Su peligrosidad se encuentra en sus tallos, hojas y raíces, aunque sus bayas son el elemento que debemos evitar en especial, porque la ingesta de diez frutos es potencialmente mortal.

Tejo (Taxus baccata)

El tejo es un arbusto que aparece en numerosas zonas silvestres y por su valor ornamental es ampliamente utilizado en jardinería. Sin embargo, hay que saber que todas las partes del árbol contienen una sustancia tóxica llamada taxina, de efecto cardiotóxico capaz de producir parálisis en el corazón en dosis elevadas.

Si quieres conocer el listado completo de especies cuya venta queda prohibida, ¡ojo!, con fines de consumo y no ornamentales, debido a su toxicidad, puedes consultarlo en la Orden SCO/190/2004, publicada en el BOE con fecha 28 de enero.

Un jardín para los niños: una niña corta el césped con tijeritas
Es un maravilloso lugar de juegos en el que pueden trabajar como jardineros | Fuente: Por fin jardín

Un jardín entretenido, seguro y lleno de beneficios para su desarrollo

En contrapartida, tenemos también una serie de plantas muy recomendables para crear un espacio verde especialmente pensado para los niños. Se divertirán trabajando de jardineros, ya sea sembrando, recolectando o podando. Y, sin darse cuenta, aprenderán a ser observadores, cuidadosos y a tener paciencia. Irán adquiriendo el sentido de la responsabilidad, pues deben cuidar y atender a un ser vivo. Y este les responderá desarrollándose adecuadamente, brotando, floreciendo y dando frutos.

Si les guiamos un poco, serán capaces de diferenciar los tonos de las hojas y sus matices, pues no solo son verdes, sino amarillos e incluso azules. También las texturas y las sensaciones que transmiten. Además, se familiarizarán con el ciclo de las plantas, desde la germinación hasta la polinización y fructificación. 

Estos son algunos ejemplos de especies que encajarán a la perfección en un jardín para niños:

Madroño (Arbutus unedo)

Es muy especial por los frutos que desarrolla, muy abundantes y llamativos, que pasan del amarillo al naranja y luego al rojo. De modo que sí, es un arbusto muy atractivo y simpático.

Parte de su nombre científico —‘unedo’— alude a ‘solo uno’ y hace referencia al nombre que le puso Plinio el Viejo en su Historia naturalis: ‘unum tantum edo’ (‘solo me como uno’). ¿La razón? Pues que los frutos maduros fermentan en el árbol y producen alcohol, por lo que tomados en abundancia provocan cierta embriaguez. Se dice que los osos que abusan de comer madroños ¡se emborrachan y caminan haciendo eses!

Fresita (Fragaria vesca)

Es una especie estolonífera que se reproduce muy fácilmente, pegada al suelo. Las flores, blancas, son abundantes y excelentes para explicarles a los pequeños el proceso de transformación de la flor en fruto. Además, pueden ver fácilmente cómo van creciendo las diminutas fresitas y madurando, cambiando de color mientras crecen desde al amarillo hasta el rojo. Su recolección debe hacerse con cuidado para no estropearlas, por lo que potenciará la delicadeza de los niños.

Níspero (Mespilus germanica)

Este árbol mediterráneo de fácil mantenimiento es imprescindible en un jardín. Lo primero que destaca es el aroma de sus flores —un olor a limpio, como a jabón antiguo—. Luego, la cantidad de mariposas y abejas que atraen y que acuden a ellas sin poder resistirse a este olor. Por último, los frutos, tan delicados y apreciados. Estos soportan mal la cadena de transporte, por lo que encontrar un níspero de calidad en fruterías es prácticamente imposible. Sin embargo, coger algunos nísperos maduros del árbol y comerlos en familia es un lujo que, si tienes la posibilidad, no deberías perderte.

Menta (Mentha piperita)

Su cuidado es tan fácil y su olor tan fragante que resulta perfecta en un jardín para niños. Sus hojas se pueden recolectar y usar en infusión gracias a sus propiedades digestivas o, aplicarse sobre la piel, para calmar picaduras y rozaduras. Y en los mojitos para mayores, ¡también se agradecen!

Romero (Rosmarinus officinalis)

Es estupendo porque florece también en invierno; para que no lo olvides, acuérdate de la letra del villancico clásico: “la Virgen lava pañales y los tiende en el romero, los pajarillos cantando, el romero floreciendo”. Además, podemos hacer con sus hojas alcohol de romero para aplicarles cuando tengan algún dolor muscular o se den un golpe.

Un jardín para los niños
Enseñar a los niños a respetar las plantas desarrolla en ellos la delicadeza | Fuente: Por fin jardín

También es interesante incluir algunas bulbosas como narcisos, jacintos, muscari o lirios para que tus hijos los entierren en la tierra en otoño y vean cómo en primavera aparecen los tallos y flores como por arte de magia. Les podemos enseñar que el bulbo espera las condiciones más favorables para desarrollarse. Y que las plantas, como seres vivos, se relacionan con el ambiente que las rodea, por eso debemos cuidarlas, pensar en ellas y respetarlas.

Esperamos que este artículo os haya ayudado a conocer e identificar algunas especies presentes en nuestros jardines, enfocadas hacia los más pequeños, y que sean un medio para enseñarles el respeto y el amor a la Naturaleza, que es uno de los mayores valores que podemos (y debemos) transmitir a nuestros hijos.

Noemí Antón
Paisajista e ingeniera agrónoma
Porfinjardin, diseño de jardines