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El método Montessori y el “ambiente preparado” en las escuelas

Ambiente preparado
Fuente: Canva
Sapos y Princesas
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Fecha de actualización: 30.01.20

Bastantes cambios son necesarios en políticas públicas para reconsiderar diferentes aspectos de la escuela convencional y abordar así el aprendizaje como una necesidad biológica y social del ser humano. Pese a las dificultades que esto conlleva, hace una década que se inició el acompañamiento a equipos de maestros y equipos directivos en España y otros países, los cuales han estado dispuestos a analizar sus prácticas docentes en relación a qué y cómo aprenden los niños y jóvenes.

Más que aplicar el método Montessori a la escuela convencional, se ha comenzado por transferir algunos elementos de esta alternativa a diferentes contextos sociales. Muchas son ya las escuelas en España que se están transformando a partir de la riqueza metodológica que ofrece. La pedagogía Montessori aporta innovaciones que contribuyen a humanizar las tendencias actuales, siendo su esencia la observación científica, un buen punto de partida para la preparación de los maestros. El adulto abre su mirada para descubrir, sin prejuicios, el potencial y los talentos de cada alumno, y contribuye de esta forma al desarrollo de la personalidad de los menores en lugares pacíficos y emocionalmente cuidados. Esto es importante como herramienta pedagógica, puesto que, de este modo, se conoce a cada estudiante y se personaliza su proceso de aprendizaje.

Se ha demostrado que los momentos de concentración profunda varían de una persona a otra, al igual que los intereses de cada uno. Tales realidades difícilmente se respetan en clases de 45 minutos y con planes educativos que pretenden que los niños aprendan lo mismo al mismo tiempo. Esta observación ha impulsado el análisis del trabajo pedagógico cotidiano y de las políticas institucionales, iniciándose por ende una fase de diseño e implementación de lo que se ha bautizado como “ambiente preparado“. Este término se refiere al espacio físico amplio, abierto, complejo y dinámico que cuida cada detalle para dar respuesta a las necesidades de cada persona que allí habita.

En un aula que sigue la filosofía del ambiente preparado, los materiales y la bibliografía correspondientes están dispuestos en estanterías accesibles al niño. Allí se conjuga la belleza, la simpleza del espacio, el orden y la limpieza que otorgan calor de hogar. El ambiente Montessori es un lugar funcional, vinculado a experiencias reales de la vida comunitaria, donde los contenidos están interrelacionados y siempre en contexto, ya que adquirir un saber no es lo mismo que ser capaz de aplicarlo. El trabajo con materiales y propuestas sirve para conseguir que cada alumno aprenda a gestionar su tiempo y a tomar sus decisiones, todo ello en un clima sano.

Ambiente preparado
Fuente: Canva

El adulto acompaña al aprendiente durante todo este el proceso. Y es que la esencia de la educación Montessori es acompañar el desarrollo de los pequeños en todos los ámbitos: el emocional, el espiritual, el intelectual y el social. La pedagogía Montessori cuida la evolución del carácter de los niños, basada en el amor y la paz. Así, el alumno se construye a sí mismo a través del trabajo, siendo los materiales que use un medio para lograrlo, no un fin en sí mismos.

El Instituto de Estudios Montessori, centrado en la transferencia de esta nueva visión a las escuelas públicas, concertadas y privadas, incluye guías para ayudar a la formación del profesorado. Muchos de sus estudiantes lideran este tipo de cambios en sus escuelas, y varias consejerías de educación cuentan con su trabajo para seguir avanzando con estos planteamientos. Desde esta perspectiva, maestros en Valencia, Murcia, Ibiza, Barcelona, Madrid y Logroño, entre otras ciudades, han ido modificando sus aulas, obteniendo así un mayor bienestar para los niños, las familias y para ellas mismas en su desarrollo personal y profesional.

Para que las escuelas convencionales introduzcan aspectos del método Montessori, se han ido dando varios cambios a nivel estructural, además de discutirse cuestiones no solo de forma, sino también de fondo, con los equipos. Pero, aunque comúnmente se dice a modo de eslogan publicitario: “nuestro proyecto aplica el método Montessori”, ya que se ha visto que cada vez más familias buscan colegios que lo sigan, la realidad es que solo se incorporan elementos visibles como los materiales. Este tipo de actuaciones son incorrectas si no se cambia la base, que es la mirada del adulto, y si no se tiene el respaldo de políticas institucionales que favorezcan los procesos necesarios, pues no podemos de otro modo confirmar que todo el equipo de una escuela conozca el método ni que este haya sido comprendido para ser aplicado de manera rigurosa. Por ello, en Montessori valoran el reconocimiento de las consejerías de educación que se han ido implicando en estos procesos y que promueven para su profesorado cursos de especialización. Además, poco a poco, se van sumando voluntades políticas que apoyan este cambio de mirada tan necesario ante un sistema que necesita una renovación.

Betzabé Lillo Orellana
Co-directora del Instituto Internacional Montessori Canela
www.montessoricanela.es