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Alimentación en familia

Por qué no debes dejar que tu hijo use el móvil en un restaurante

Usar el móvil en el restaurante
Fuente: Canva
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 15.04.22

Cada vez es más frecuente encontrarnos a los niños con la tablet o el móvil en el restaurante. Se trata de un recurso por el que optan algunas familias por distintas razones. Fundamentalmente, porque a los adultos les aporta un poco más de tranquilidad mental y les permite mantener conversaciones con otras personas sin interrupciones continuas. Este uso de los dispositivos electrónicos en un momento muy concreto puede resultar útil en primera instancia. Pero el peligro radica en que acabe convirtiéndose en algo habitual.

Qué desventajas tiene el uso de pantallas en restaurantes

Los tres grandes inconvenientes de esta práctica son:

1. Se pierde información

Mientras un niño está mirando a una pantalla, deja de mirar otras cosas y pierde gran cantidad de información social. Por ejemplo, cómo nos comportamos las personas en los restaurantes, cómo pedir la comida, cómo utilizar los cubiertos o cómo interactuar. Cuando son pequeños, muchos de los aprendizajes se dan de manera informal, teniendo experiencias personales de interacción. Si están pendientes de un dispositivo electrónico, esto se limita mucho.

Como la utilización del móvil en el restaurante puede molestar a otros comensales, la solución que se plantea es que los menores se pongan auriculares. No es raro encontrarnos con niñas y niños de todas las edades aislados completamente de la conversación familiar que se da ante una mesa. Es evidente que el uso de casos aumenta aún más la pérdida de información y les impide descubrir cómo pueden interaccionar con su medio en esos contextos.

2. Se desaprovecha un tiempo de calidad compartido

Lo bueno de compartir espacio en la mesa es poder conversar con nuestros familiares y amigos. Por la misma razón es, también, un ambiente perfecto para trabajar la conexión con nuestros adolescentes, preguntarles qué les gustaría hacer, conocer sus intereses, sus expectativas y charlar con ellos sobre otros asuntos que les preocupen. Así pues, como vemos, el problema de las pantallas no es solo que dañen de manera directa, sino que por ellas también se dejan de hacer otras cosas.

3. Es un mal hábito para la alimentación saludable

Hay familias que recurren a los dispositivos móviles con los hijos que tienen problemas para comer; así consiguen que se alimenten de una manera más automatizada y rápida. El problema de esto es que comer corresponde a una necesidad fisiológica y, si lo hacemos sin fijarnos en lo que ingerimos o en nuestro cuerpo, no aprenderemos a identificar bien las señales de saciedad o de hambre y empezaremos a tener una forma de comer más inconsciente.

Esto, a la larga, se traduce en un mal hábito de alimentación que se genera en la infancia y que podría desembocar en obesidad. Es muy importante prestar atención a lo que se come, a cómo se come, a lo que sentimos, a nuestras necesidades, y dar respuesta a ello sin el obstáculo de una pantalla.

Qué podemos hacer para evitar que los niños usen el móvil en el restaurante

Una vez establecidas estas premisas básicas, ¿qué otras opciones se pueden plantear en estos casos?

1. Ten otros recursos a mano

Una alternativa al empleo de dispositivos móviles es llevar juegos de mesa, pinturas y papel o cartas, por ejemplo. Vale cualquier elemento con el que se pueda participar en familia, que nos permita compartir momentos y hacer de la espera algo agradable. Para quienes no sepan cómo gestionar esta situación, existen alternativas lúdicas y servicios de acompañamiento de los expertos en salud mental para evitar que acabe convirtiéndose en un problema.

2. Potencia la ampliación de capacidades

Aprender a estar en un restaurante incluye muchas habilidades para la vida que se pueden entrenar poco a poco, a medida que nuestros hijos crecen. Entre ellas nos encontramos la capacidad de esperar, la paciencia, la tolerancia a la frustración, la creatividad, así como la comunicación, ya que es un medio en el que ven cómo se inician y mantienen conversaciones.

Por ello, no se trata de evitar ir a comer fuera de casa cuando son pequeños, sino más bien en ver esas salidas como espacios y momentos propicios para enseñar normas de comportamiento social de forma paulatina.

3. Selecciona locales ‘Kids-friendly’

Ayuda mucho acudir a restaurantes que sean ‘amigables’ con los niños. Estos establecimientos se caracterizan por tener espacios lúdicos dentro del recinto —parque de bolas o campas, por ejemplo— y, por lo tanto, por permitir a los menores más libertad de movimiento, aspecto que es necesario a edades tempranas.

En definitiva, lo importante es tomar conciencia del efecto nocivo que tiene el uso repetido de las pantallas en estas situaciones y tratar de buscar alternativas más saludables y positivas para la crianza.

Beatriz Alonso Sánchez
Pedagoga y psicóloga
Centro Psicología Bilbao