Rafa Nadal es tímido, disciplinado, humilde y respetuoso. Fue en 1989 cuando cogió una raqueta por primera vez y con 8 años fue campeón de Baleares, y de España, a los 11 y 12. Desde entonces, no ha parado de acumular victorias. A principios de 2022, a pesar de haber estado una temporada fuera de las pistas por su lesión en un pie, y después de atravesar momentos de extrema dificultad, se proclamó ganador del Open de Australia. Ese mismo año, consiguió su 14º Roland Garros, apuntándose, concretamente, 22 Grand Slam. La posterior lesión que sufrió en Australia en 2023 lo obligó a retirarse de las pistas durante muchos meses, pero sigue luchando. Lo vimos en el Masters 1000 de Madrid y ahora en Roma. Es todo un ejemplo de tenacidad, perseverancia y sacrificio. Y de humanidad.
Una trayectoria impecable
En lo que lleva de carrera ha ganado catorce ediciones del Roland Garros (siendo el tenista que más veces ha conseguido este logro), cinco Copas Davis, dos Campeonatos de Wimbledon, dos Open de Australia y cuatro Open de Estados Unidos. Según podemos ver en statista.com, “lleva, hasta ahora, 1.071 victorias como profesional, 314 en torneos de Grand Slam. El de Manacor es, de esta forma, uno los pocos tenistas en tener en su haber dicha cifra. Es concreto, solo otros tres nombres propios de este deporte cuentan con tal hazaña: Jimmy Connors, Roger Federer e Ivan Lend”, se asegura en el portal de estadísticas en línea alemán.
Rafa Nadal es, sin duda, un campeón irrepetible, uno de los mejores deportistas del país y uno de los más admirados. Detrás de esa figura de atleta, se encuentra una persona sencilla, humilde y trabajadora dentro y fuera de la pista.