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Heike Freire: "Muchos diagnósticos de TDAH son realmente problemas afectivos"

 

 

En Sapos y Princesas, hemos tenido la oportunidad de hablar con Heike Freire, autora del libro ¿Hiperactividad y Déficit de atención? Se trata de un manual que ayudará a muchas familias, a padres y a madres, a tener una visión diferente sobre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, más conocido como TDAH. Periodista y escritora, con más de un centenar de artículos publicados en distintos medios, Freire es, en la actualidad, coordinadora de la obra colectiva Infancia y adolescencia, y autora de Educar en Verde. Ideas para acercar a niños y niñas a la naturaleza.

Sapos y Princesas: Mucha gente piensa que, últimamente, el TDAH se diagnostica con relativa ligereza. Por eso, lo primero que nos gustaría saber es: ¿Cuál es, exactamente, el protocolo que hay que seguir hasta diagnosticar un TDAH?

Heike Freire: En este libro, los padres encontrarán una especie de check list con una serie de cuestiones que pueden consultar. En ella, se aclaran todas las dudas que les surgen, sobre todo, antes de acudir a un médico especialista. Una auténtica prevención pasa por hacer  una serie de observaciones sobre la situación por la que atraviesa el niño:  cómo está su energía, sus capacidades físicas y motoras, su sensibilidad, cómo está en la escuela y en el entorno en general, etc.

También he incluido un plan de acción en función de todas esas observaciones que se han podido hacer, bien como madre o educador, para facilitar  que el niño mejore en alguna de las dimensiones en la que  se está generando el problema.

Por otra parte, si el niño tiene que ir a un especialista, aconsejo que sea alguien que pueda  tener una visión lo más global posible del niño o la niña; alguien que se tome el tiempo de observarlo y ver qué necesidades puede estar expresando con el comportamiento que manifiesta: de movimiento, de juego, de contacto físico. Su forma de actuar también puede responder a un exceso de tecnología. Es decir, también hay muchos niños que presentan síntomas de TDAH y, en realidad, el problema es que pasan demasiadas horas frente a la pantalla.

En este sentido, hay que distinguir entre los síntomas del TDAH y lo que sería el propio diagnóstico. Como decía, existen niños que pueden estar presentando síntomas y no tener ningún tipo de enfermedad. La perspectiva que transmito en mi libro es esencialmente preventiva. Antes de que os propongáis darle medicación a vuestro hijo o someterlo a algún tipo de terapia, preguntaos: ¿cómo está el niño?

SyP: ¿Son los sentimientos una parte fundamental en el tratamiento de los niños que padecen TDHA?

H. F.: El TDAH se ha venido presentado por un sector de la Psiquiatría como una enfermedad genética  que, por lo tanto, no se puede prevenir. En cambio, hay  todo otro sector de la Psiquiatría y de la Pediatría que sí que ven en el TDAH no solo factores genéticos, sino muchos otros como pueden ser los sentimientos o el factor afectivo.

Esta teoría se puede ver de una manera muy clara en los casos de adopción. En este país, que ha sido uno de los mayores receptores  de niños adoptados internacionalmente, por norma general suele someterse a los padres a unos protocolos larguísimos para evaluar su idoneidad  como adoptantes. Sin embargo, una vez que el niño está aquí, no se presta ningún apoyo a las familias. Y, generalmente, esos niños que llegan a una familia tienen un  pasado muy traumático, han sufrido abandono, carencias de afectividad, etc. Por lo tanto, muchos casos de TDAH que se están diagnosticando o sobrediagnosticando son, en realidad, problemas afectivos.

Otro ejemplo muy típico lo constituyen los niños que viven en sus casas un procesos de divorcio entre los padres. Hoy en día,  el 50 % de las parejas en España se divorcian. Los especialistas estamos empezando a encontrarnos casos de niños y adolescentes que empiezan a no prestar atención en clase, y lo que están es atravesando periodos de crisis muy fuertes en su estructura familiar o afectiva. Todo esto influye.

SyP: ¿Cuáles son las causas y a qué atribuye que se haya hecho tan frecuente el diagnóstico de TDAH en esta primera década del siglo?

H. F.: Hay un sinfín de causas posibles. De lo que se trata es de decidir cómo vamos a prevenir teniendo en cuenta que, si no es una enfermedad exclusivamente genética, sino que tiene una etiología múltiple, podemos analizar las causas e intervenir sobre ellas.

El comportamiento de algunos niños con TDAH se puede ver alterado por el momento que atraviesa la sociedad de hoy, ya que coincide con el desarrollo de la enfermedad, que ha aumentado en los últimos 20 años hasta un 300 %.

Otro de los factores que influye es la presión a la que son sometidos en el colegio. En Madrid, existen colegios donde a un niño de 3 años se le hace un examen para poder entrar. También los hay que realizan pruebas de ingreso de lectura y cálculo a niños de 5 años; o tenemos escuelas bilingües que, para darles el diploma, envían a un señor muy serio que va a examinar a una niña de 6 con una prueba oral de inglés. Vivimos en una sociedad que ejerce una presión muy grande sobre los menores y donde, además, la noción de normalidad se está estrechando cada vez más.

Hay psiquiatras que afirman que lo que hace 30 años era normal, hoy en día ya no lo es. Los padres y los educadores no soportamos determinados comportamientos que antes eran naturales y ahora ya no lo son. Por  lo tanto, tenemos que romper con estos pensamientos.

«La perspectiva que transmito en mi libro es esencialmente preventiva. Antes de que os propongáis darle medicación a vuestro hijo o someterlo a algún tipo de terapia, preguntaos: ¿cómo está el niño?»

SyP: ¿Qué papel juegan los espacios abiertos y la naturaleza en el proceso de adaptación del niño? 

H. F.: Hay estudios que demuestran que la falta de concentración está provocada por el ruido que hay en las grandes ciudades. Un niño o una niña que vive cerca de un lugar donde hay mucho ruido de tráfico presenta dificultades de atención. Una de las soluciones sería que los padres, educadores y psiquiatras nos sentáramos a estudiar cómo podríamos transformar los entornos  que rodean a nuestros hijos en saludables. Muchos psiquiatras creen que es más fácil actuar sobre el individuo que sobre el entorno, y acuden para ello a la medicación. Esto es, precisamente, lo que hay que combatir.

SyP: ¿Habría que formar a los futuros profesores en la universidad para que sepan cómo tratar a los niños que presenten TDAH?

H. F.: Sí. Hablando del sobrediagnóstico que ha se ha producido desde hace seis o siete años, Eglee Iciarte, una profesora de la Universidad de Alcalá, situaba la cifra en un 92 %. Junto a eso, un 70 % de los profesores pedían formación porque no sabían lo que era. O sea, que de este trastorno es muy curiosa la mediatización que ha habido, todo el mundo cree que sabe lo que es, pero realmente no lo sabe.

Un educador puede presionar mucho a los padres para que lleven al niño al pediatra y que lo mediquen. De hecho, en Estados Unidos es muy común que los profesores no admitan a los niños con TDAH si no están medicados, porque el profesor no puede atender a un niño que se mueve mucho o que no presta atención. Por este motivo, es importante que los maestros y maestras participen en la transformación que, de alguna manera, está viviendo la escuela, y que profundicen más en las causas del TDAH para poder manejar la situación.

 SyP: ¿Hasta qué punto es relevante la psicoeducación en las familias y en el entorno?

H. F.: La cuestión de las familias es crucial, ya que los padres estamos desbordados por la situación laboral y la hiperresponsabilidad: en cuanto le pasa algo a un niño, siempre se suele culpar a la madre o al padre. Las sociedad apoya muy poco a los padres tanto, a nivel institucional como a nivel de barrio. Años atrás, cuando un adulto veía a un niño en la calle, le podía decir algo, había una conciencia de que los hijos eran de todos. Hoy en día, eso no existe. Ahora nadie se mezcla. Son los padres, y algunas familias que tienen la suerte de contar con abuelos, los que se ocupan de todo.

Por otra parte, la conciliación de la vida familiar y laboral es de risa. Vivimos en el país europeo que menos apoya a las familias según las estadísticas.

Los padres siempre tenemos que estar pendientes de todo lo que hacen nuestros hijos: deberes, tiempo que pasan delante de las pantallas… Ahora bien, también estamos desbordados, asustados por toda la información que nos bombardea desde el exterior. Un estudio en Estados Unidos revela que el primer miedo de los padres de niños menores de tres años es que sus hijos no encuentren un trabajo cuando sean mayores. Tenemos mucho miedo al futuro de esos niños porque no sabemos qué les va a pasar, por lo que los sobreprotegemos, y esto no es bueno para ellos. Hay que trabajar el transformar entre toda la sociedad el entorno porque está claro que los padres solos no podemos.

Lo primero que hay que hacer es que los niños recuperen el espacio social que antes tenían en las calles  y que hoy en día hemos perdido, para que ellos se puedan relacionar con sus iguales  y hacer las cosas que un niño debe de hacer.

Heike Freire
Niños jugando en la calle | Fuente: Pixabay

SyP: ¿Hay que tratar cada caso de una forma diferente?

H. F.: Por supuesto. Hay infinidad de casos diferentes de niños y niñas. Niños que están estresados, agobiados, algunos deprimidos, niños que han tenidos traumas afectivos muy fuertes, niños que ven demasiadas horas de pantalla, etc.

Por otra parte, la escuela juega un papel muy importante ya que se deberían incluir los intereses de cada niño en el aprendizaje.  En el colegio no se tiene en cuenta lo que realmente mueve a los niños, sus intereses, sus aficiones. Una vez que cruzan el umbral de la puerta del aula, dejan todo lo que son para convertirse en simples alumnos.

Hay que trabajar desde otros conceptos. En este país habíamos experimentado un gran avance  en el ámbito educativo a finales de los 70 y durante los 80. Sin embargo, desde los 90 vivimos un retroceso, en el sentido que ha vuelto a la escuela tradicional, que ya no responde a las necesidades de los niños. Esto hay que cambiarlo. Por ejemplo, creemos que la mejor manera para que una persona atienda a una explicación es estar sentada y callada, pero no es así. Hay estudios que demuestran que la forma óptima de retener información es moviéndote, ya que, cuando te mueves, ves diferentes aspectos de un problema.

Existen toda una serie de cosas que hay cambiar en la escuela para que los niños puedan satisfacer sus necesidades e implicarse en su aprendizaje de una manera integral. Debemos hacer más amplio el concepto de normalidad, un concepto de normalidad que incluya diferencia, ya que todos no somos iguales: hay personas que son más intelectuales y otras más manuales. No hay que etiquetar.

SyP: ¿Piensas que hay que medicar a los niños que padecen TDAH?

H. F.: Hay otros métodos menos agresivos y sin efectos secundarios, a no ser que sea un caso muy extremo. Existen estudios, y los incluyo en mi libro, que afirman que el contacto continuo con la naturaleza ayuda a los niños a mejorar en todos los aspectos. Es por esto por lo que tenemos que transformar los entornos.

Lo primero que hay que hacer es que los niños recuperen el espacio social que antes tenían en las calles  y que hoy en día hemos perdido, para que ellos se puedan relacionar con sus iguales  y hacer las cosas que un niño debe de hacer.

SyP: ¿Hay que hacer partícipe al niño en todo momento, desde el diagnóstico de su patología?

H.F.: Los niños tienen derecho a participar en todas las decisiones que les atañen. Esto está contemplado en la Declaración Universal de los Derechos de los Niños.

SyP: ¿Qué papel juega la naturaleza en el proceso de adaptación de los niños?

H. F.: La naturaleza es un medio de prevención fabuloso para los niños que presentan TDAH, no tiene efectos secundarios, es barato y se ha demostrado que la conducta de algunos niños que se medican mejoran tanto que hasta se puede suspender la medicación.

También es muy bueno ir al cole en bicicleta o andando, ya que mejora notablemente su capacidad de concentración en las  horas de la mañana en la escuela. Por otra parte, resulta positivo que se relacionen con sus iguales sin estar supeditados a las órdenes de un monitor o un cuidador.

SyP: ¿Se puede decir que el TDAH es una enfermedad infantil, o simplemente es fruto de la dificultad de los niños para adaptarse a las normas que le impone esta nueva sociedad?

H. F.: Para mí es una dificultad que tienen los niños y las niñas para adaptarse  a esta nueva sociedad. Vivimos en una sociedad que cambia continuamente y que cada vez se aleja más de la naturaleza, se vuelve más artificial, y al ser humano le cuesta mucho trabajo adaptarse. Podríamos hablar de adultos también, pero los niños, al ser más sensibles a los entornos, sufren mucho más. Y este sufrimiento aumenta cuanto más pequeños son. Por lo tanto, para mí, el TDAH es una dificultad que tienen niños y niñas para adaptarse a unas condiciones ambientales que no satisfacen sus necesidades auténticas: las de origen biológico.

La naturaleza es un medio de prevención fabuloso para los niños que presentan TDAH, no tiene efectos secundarios, es barato y se ha demostrado que la conducta de algunos niños que se medican mejoran tanto que hasta se puede suspender la medicación.

SyP: Por último, ¿se podría decir que el TDAH es un diagnóstico de moda?

H. F.: Sí. Yo diría que es un diagnóstico de moda en el sentido de que se ha banalizado hasta el punto de que, si un niño se mueve un poco o más de la cuenta, se tiende a decir que es hiperactivo. Pero para mí no solo es un diagnóstico de moda, sino también un trastorno de época que está ligado a una situación social determinada.

Sobre Heike Freire

Heike Freire se licenció en Psicología y en Filosofía en la Universidad de París X. Ha siso asesora del gobierno francés desde el Instituto de Educación Permanente de la capital gala, junto a antiguos colaboradores de Ivan Illich y Paolo Freire. Durante los últimos 15 años, se ha volcado en la investigación, la reflexión y la acción sobre infancia e innovación educativa, trabajando para mejorar la salud y el bienestar global de los niños en sus familias, escuelas y ciudades. Periodista y escritora, en la actualidad es coordinadora de la obra colectiva Infancia y adolescencia y autora de Educar en Verde. Ideas para acercar a niños y niñas a la naturaleza, así como de un centenar de artículos publicados en distintos medios.

Por Déborah Casillas

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