ConsejosPsicología y salud mental

Mi hijo vomita sin motivo, ¿por qué?

Cuando nuestro hijo vomita y no existen motivos aparentes, podemos estar ante los conocidos como psicógenos. Su causas son psicológicas, lo que no significa que sean intencionados. A veces, su diagnóstico es complicado porque puede obedecer a muchos factores. Hay que tener en cuenta que el lenguaje emocional de los niños es limitado: llorar, gritar, patalear, pedir mimos. Y los vómitos son otra de las cosas que pueden hacer para expresar lo que les pasa.

Causas que llevan al niño a hacerlo

1. Ansiedad

Hay algunos con un temperamento ansioso. Se preocupan por todo, somatizan las dificultades o problemas y se estresan con facilidad. Se trata de un perfil de niño que puede que vomite en los momentos previos a un examen o por la mañana antes de ir al cole si no quiere separarse de mamá.

2. Malestar emocional

A veces, coinciden con la aparición de algún estresor psicosocial, como puede ser la llegada de un hermanito, un cambio de domicilio o de escuela, así como el divorcio de los padres. En estos casos el vómito se presenta como manera de dar salida a las emociones negativas que siente y que no sabe cómo expresar.

3. En el contexto de rabietas y enfados

En este caso nos muestran una emoción del niño, ya sea enfado o frustración, pero además se puede producir una instrumentalización. Esto significa que él, poco a poco, va aprendiendo que esta acción le sirve para algo. Por ejemplo, si está llorando porque no le compramos algo en una tienda coge una rabieta tremenda y nosotros le ignoramos pero, de repente, vomita y vuelve a tener nuestra atención y nuestros mimos. Es posible que, inconscientemente, aprenda que a raíz de esto ha obtenido algo positivo, y que lo vuelva a hacer.

4. Problemas con la comida

Se da generalmente cuando no quiere comer algún plato concreto y se le obliga, o estamos introduciendo alimentos o texturas nuevas. Esta vez no suele ser psicógeno, sino más bien obedece a una respuesta normal, a algo que nos produce asco o repugnancia. Pero, puede pasar como en el caso anterior. Según nosotros reaccionemos, haremos que aprenda a usar esa estrategia o no.

vómitos psicógenos

¿Cómo debemos actuar?

En primer lugar no hay que asustarse ni alarmarse. El vómito es algo muy frecuente en niños. Si nuestra reacción es exagerada, puede que este se asuste y le coja miedo a hacerlo (emetofobia). Si observamos que se producen con mucha frecuencia habría que acudir al pediatra. Una vez descartada alguna patología física, sería recomendable consultar con un psicólogo.

Por nuestra parte no debemos crear alarmismo y preguntarnos si puede que a nuestro hijo le esté pasando algo que no sepamos (bullying, problemas en el cole, preocupación por las notas) o si hay algún acontecimiento vital, de los que comentábamos, que pueda estar relacionado.

El psicólogo nos puede ayudar a identificar la causa. Una vez que la sepamos, se trabajará para resolver las dificultades por las que está pasando. Sobre todo en los casos en los que el origen es la expresión de un problema de ansiedad o emocional.

Cuando el vómito está relacionado en contextos de rabietas (muy frecuente entre los 2 y los 3 años), simplemente no habría que darle importancia al hecho y, por supuesto, no conceder lo que le estábamos negando. De esta manera evitaremos que piense que esta acción tiene utilidad.

Por Úrsula Perona
Psicóloga infantil
Colaboradora de Sapos y Princesas

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