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5 Hábitos para combatir la obesidad infantil, causas y consecuencias

La obesidad infantil se ha convertido en un grave problema de salud que ya afecta a más de 43 millones de niños en todo el mundo, según datos de la OMS. De hecho, solo en España se estima que cerca del 40% de los niños son obesos, lo que supone que 1 de cada 3 tiene problemas con su peso corporal.

A continuación resolvemos algunas de las dudas más comunes, aunque ante esta situación no debéis dudar en consultar a un especialista.

Causas y consecuencias

Teniendo en cuenta que buena parte de la grasa corporal es adquirida por malos hábitos alimenticios, podemos deducir la gran importancia que tienen los hábitos familiares en la obesidad.

El sobrepeso en niños y adolescentes se debe generalmente a la falta de actividad física y una vida sedentaria, centrada en la televisión, y el abuso de los videojuegos, no ayuda. Por otro lado, también tenemos el abuso de la comida basura y rica en grasas y calorías.

Por otro lado, no debemos olvidar el sufrimiento psicológico de los niños que sufren exceso de peso: Baja autoestima y discriminación social son síntomas que suelen acompañar a este problema y, en algunos casos más graves, pueden desencadenar anorexia nerviosa o bulimia.

Si no se actúa a tiempo, un niño obeso no sólo mantendrá y aumentará esta condición cuando sea adulto, sino que también desarrollará precozmente hipertensión arterial, diabetes e hipercolesterolemia y, como consecuencia, un riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares que una persona normal sólo adquiere a partir de los 60 años.

Por eso, cuanto antes se detecte el problema de sobrepeso en un niño y sea tratado adecuadamente, mejores serán los resultados.

Los 5 hábitos para combatir la obesidad infantil

Modificar los hábitos de vida, en lo que se refiere a la alimentación y la actividad física en un niño, no es una tarea sencilla. De ahí que la primera recomendación necesaria para el tratamiento de la obesidad infantil sea consultar con un especialista y no tomar la iniciativa por cuenta propia, entre otras razones porque es necesario evaluar el entorno familiar.

Es fundamental la combinación de una dieta con el aumento de la actividad física, la educación nutricional y el cambio de conductas. Y ello sólo será posible si se cuenta con el apoyo y la participación activa de la familia.

1. Introducir en la dieta más frutas y verduras

Las frutas y verduras son nuestros aliados: incluirlas tanto en nuestra dieta como en la de los niños, nos ayudará a prevenir enfermedades y a cuidar el sistema digestivo e inmunológico. Además su consumo es fundamental para combatir la obesidad. Podemos incorporarlas a la dieta de los niños reemplazando los dulces y las grasas a la hora de comer, preparando y condimentando las que más les gustan, ayudando a reducir el consumo de grasas y comidas altas en calorías.

Obesidad infantil

2. Pasar menos tiempo en frente de una pantalla

La obesidad difícilmente se combate con éxito, sin cambiar hábitos sedentarios como ver demasiado la televisión, jugar a videojuegos o pasar horas frente al ordenador. Lo ideal sería limitar a dos horas al día el tiempo que los niños pasan frente a una pantalla, de esa forma tendrán más tiempo disponible para aumentar la actividad física.

3. Aumentar la actividad física

Es recomendable que los niños hagan por lo menos una hora diaria de actividad física, reduciendo de esta manera el riesgo de diabetes, enfermedades del corazón y ciertos tipos de cáncer. No se trata sólo de que hagan un deporte en específico o que el ejercicio sea riguroso todos los días, sino que también jueguen en espacios abiertos, que pasen menos tiempo en casa, que salgan a caminar y que tengan un estilo de vida que no sea sedentario.

Obesidad infantil

4. Eliminar el consumo de bebidas azucaradas

Todo empieza con los cereales industriales, galletas o magdalenas del desayuno y el sándwich con zumo envasado que metemos en la mochila para el recreo. Que se suma a una lata de bebidas azucaradas, batidos, algún bollo industrial para la merienda. No se trata solo de caries y obesidad, sino de las enfermedades derivadas que, según la comunidad científica, van a provocar la primera generación de jóvenes con una esperanza de vida menor que sus padres por los malos hábitos alimentarios.

5. Dar ejemplo a nuestros hijos

Sin duda alguna, un ejemplo vale más que mil palabras. Los niños se fijan en todo, y seguro que os habéis visto sorprendidos por sus curiosos ojos, como si con su mirada tomaran nota de nuestros actos, ataran cabos o llegaran a conclusiones

Una de las enseñanzas más importantes que los padres pueden dejar a sus hijos es precisamente la de los correctos hábitos alimenticios que deben seguir durante todo lo vida para lograr una buena salud y calidad de vida en un futuro.

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