Según la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE), la celiaquía (EC) es un desorden genético autoinmune que se debe a una reacción a la ingesta del gluten en individuos genéticamente susceptibles y que causa atrofia a las vellosidades o aplanamiento del revestimiento del intestino delgado. De la misma forma, siguen existiendo diversos mitos sobre esta enfermedad. Uno de los más comunes es que solo se da en la infancia, aunque la verdad es que su desarrollo y diagnóstico pueden aparecer a cualquier edad. También hay quien cree que se puede curar con los años, pero no existe tal posibilidad, al menos hasta la fecha.
Son muchas las limitaciones gastronómicas y los alimentos que no pueden ingerir: como el trigo, la cebada, el centeno o la avena, así como todos sus derivados. Por esta razón, planear vacaciones para los celiacos no solo es pensar en tiempo libre, amigos y salidas, ya que muchas veces estas suponen más una preocupación que un momento de relax. Es frecuente que estas personas sean reticentes a ir a restaurantes u hoteles, pues el hecho de tener que comer fuera de casa les crea temor e incertidumbre.
La demanda de menús sin gluten cada vez es mayor, tanto por parte de las personas celíacas, como por parte de las asociaciones, los restaurantes y los hoteles. Aun así, a pesar de los avances, no es fácil encontrar uno que sirva alimentos tan comunes como pasta, pizza, croquetas, sin gluten. Aunque cada vez son más los que ofrecen opciones seguras y, por tanto, no debería ser un problema comer o cenar fuera para un celiaco. Es cuestión de buscar, programar la salida, tener en cuenta estos locales e informarse —e informar al restaurante— antes de pedir el plato.