ConsejosAlimentación en familia

Una buena alimentación y el ejercicio físico, la receta contra la obesidad infantil

Por todos es sabido que una buena alimentación acompañada de una gran dosis de ejercicio nos ayudará a llevar una vida saludable, pero ¿qué hay de cierto en ello?.

Según la profesora del Departamento de Metabolismo y Nutrición del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Ascensión Marcos, «es el conjunto de unos hábitos inadecuados de alimentación y ejercicio físico los que generan o están asociados con la obesidad. Solo mediante cambios en los estilos de vida entre las poblaciones con hábitos sedentarios, como es la introducción de la práctica de actividad física regular -en combinación con una alimentación equilibrada-, podremos reducir el riesgo de padecer sobrepeso u obesidad».

Además, ha añadido que, «podemos afirmar que está aceptado de manera universal que la obesidad se origina por una ingesta de aporte calórico superior al requerido para las necesidades energéticas del individuo, que variarán, entre otros aspectos, según la actividad física que se realice. Esto es especialmente relevante durante la infancia, etapa vital en la que se adquieren numerosos hábitos y rutinas que perdurarán en la edad adulta».

La experta aboga por «realizar programas adecuados de actividad física para cada edad, estimulando el movimiento en las edades más tempranas, pasando por los juegos reglados de grupo entre los 5-7 años y llegando en la adolescencia a la práctica de distintos tipos de ejercicio adecuados a las características de cada niño».

Para poder lograrlo, señala que es muy importante contar con la participación y colaboración de la familia, colegios e instituciones oficiales.

La importancia de una correcta hidratación

Aprovechamos esta información para recordar que siempre que se haga ejercicio físico, y más en épocas de altas temperaturas, es necesario mantenerse debidamente hidratado a través de una ingesta adecuada de líquidos. Para ello, se recomienda que un 75-80% del líquido que tomamos provenga de bebidas y un 20-25% de alimentos.

Cabe recordar, que todas las bebidas que contienen más de un 80% de agua hidratan (excepto las bebidas alcohólicas), y que se recomienda tomar agua para evitar la ingesta de azúcares de otras bebidas.

Es importante tener presentes las consecuencias de la deshidratación, que se considera cuando hay una pérdida moderada de agua, con ya es significativa con tan solo un -2%.

Estas son algunas de ellas:

  • Disminución de la memoria a corto plazo
  • Descenso en el rendimiento físico
  • Afecta negativamente a actividades intelectuales como la atención, o incluso actividades psicomotoras
  • Puede inducir dolores de cabeza
  • Es causa de fatiga

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