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¿Por qué son tan buenos los deportes acuáticos para nuestros hijos?

Realizar actividades extraescolares puede ayudar a nuestros hijos a relajarse entre el colegio y los deberes. También, a entrenar otras habilidades que no desarrollan en las horas lectivas. Y les proporciona tiempo de diversión, algo fundamental en la vida de todo niño. Pero si, además, nuestro hijo escoge una disciplina deportiva, entonces conseguirá fortalecer su cuerpo y a crecer de forma saludable. Y dentro de todos los posibles, los deportes acuáticos se llevan el oro, porque son el doble de divertidos y están llenos de ventajas. 

¿Qué beneficios tienen los deportes acuáticos?

Todo ejercicio que se practica dentro del agua tiene un plus que no podemos ignorar. Y es que más allá de considerar lo que es bueno para la salud de nuestros hijos, hay que tener en cuenta que pasar un rato en una piscina o en la playa siempre es divertido. Casi todos los niños disfrutan mucho de las actividades acuáticas. El primer paso, claro está, es aprender a nadar.

Pero los beneficios van más allá del entretenimiento. Estos son los principales:

1. Fortalecen la musculatura

Practicar un deporte acuático hará que la musculatura de nuestro hijo se vea fortalecida con un riesgo muy bajo de lesiones. El agua opone resistencia, que debemos vencer para poder movernos dentro de ella. Esta es la razón por la que este tipo de actividades implica ejercitar varios grupos musculares de manera simultánea.

Esto sucede especialmente con la natación, pero también con otros deportes que obliguen al niño a moverse en la piscina o el mar. En este último caso, el esfuerzo será mayor, ya que las olas y las corrientes también ejercen su propia presión y fuerza. 

Otra gran ventaja ligada a la anterior es que, con la práctica continuada, se consigue mejorar la resistencia física

2. Favorecen la coordinación

Los movimientos dentro del agua requieren de una buena coordinación. La flotabilidad genera una sensación similar a la gravedad cero. Y para trasladarnos o realizar acciones precisas en este medio mientras flotamos hay que trabajar muchos movimientos del cuerpo a la vez y con un ritmo regular. En los deportes acuáticos, los niños mueven y ejercitan sus articulaciones y estimulan este aspecto de su destreza motriz. 

3. Aumentan la capacidad cardiorrespiratoria

Este beneficio se verá potenciado si el ejercicio elegido implica aguantar o regular la respiración. Aunque, por norma general, todos los deportes requieren de este esfuerzo, en la natación es mucho más importante. Porque, para ser capaz de flotar, hay que saber inflar los pulmones de aire y expulsarlo de forma coordinada con los movimientos, que a menudo incluyen meter la cabeza dentro del agua. 

Así pues, para nadar, los niños tendrán que mantener el ritmo de su respiración, especialmente si mientras se trasladan por el agua deben incluir otras acciones, como empujar o lanzar una pelota, como se hace, por ejemplo, en el waterpolo. 

natación deportes acuáticos para niños
La natación y otras actividades acuáticas aumentan la capacidad cardiorespiratoria de los niños | Fuente: Canva

4. Ayudan a gestionar el estrés

En medio de una rutina que no les deja tiempo para descansar la mente, la práctica de cualquier deporte es imprescindible. Si un par de veces por semana nuestro hijo dispone de algunas horas en las que pueda divertirse haciendo ejercicio, notaremos que le cuesta menos volver a sus tareas diarias y concentrarse mejor.

El hecho de que dicha actividad se realice en el agua hará que el desfogue emocional sea mayor, ya que, como hemos explicado, el esfuerzo físico será más intenso, aunque el cuerpo no lo sienta de esta forma mientras lo realiza. Esto, una vez más, se debe a la flotabilidad, que nos permite sentir que somos ligeros y que las acciones no nos cansan tanto. 

5. Favorecen el sueño

Finalmente, los deportes acuáticos tienen esta ventaja: nos ayudan a dormir mejor. Siguiendo con lo que explicábamos en el punto anterior, flotar dentro del agua nos hace olvidar que nuestras acciones están quemando energía. Parece muy sencillo moverse, saltar y salpicar, pero mientras lo hacemos estamos practicando ejercicios de alta intensidad, aunque de bajo impacto.

Esta es la razón pro a que al salir del agua nos sentimos tan cansados. Una de las consecuencias es que, al llegar la noche, a los niños que los practican les cueste menos conciliar el sueño. Además, gracias a que sirven para gestionar el estrés, este efecto se ve potenciado. 

¿Qué deportes acuáticos pueden practicar los niños?

Dado que tienen tantos beneficios para los más pequeños, no es de extrañar que queramos buscar una extraescolar en la que puedan desarrollar sus habilidades dentro del agua. La opción más clásica y rápida es pensar en unas clases de natación. Si nuestro hijo aún no tiene suficiente destreza nadando es, desde luego, la mejor opción.

En caso de que haya desarrollado ya una técnica adecuada, podemos pasar al siguiente nivel y probar con otras muchas actividades, como el buceo o el snorkel, el waterpolo, el remo o el surf y todas sus variantes (windsurf, kitesurf o padle surf).

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