En el municipio aragonés de Luesia, provincia de Zaragoza, se encuentra el Pozo Pígalo a las orillas del río Arba. Esta piscina natural es un lugar ideal para refrescaros durante el verano y disfrutar del precioso paraje natural con aguas cristalinas y cascadas, rodeado de robledales, pinares y hayedos.
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Pozo Pígalo
En verano es la época perfecta para disfrutar de este espacio natural con los niños y huir de las altas temperaturas. Se trata de una poza cuyas enormes paredes de roca la rodean. Estos muros de piedra poseen pliegues de roca estratificada, por lo que es fácil trepar por ellos y saltar desde lo alto al agua. El espacio está acondicionado con mesas de pícnic situadas en el Camping de Pígalo, muy cerca de la zona de baño.
Información práctica
El acceso al pozo es fácil. Podéis llegar en coche desde Luesia, siguiendo la carretera comarcal A-1202 hacia un castillo y luego por una pista de tierra.
Encontraréis un aparcamiento a unos 150 metros del pozo que cuesta en torno a los 3 €. Desde ahí podéis bajar por una escalera de piedra, que no es fácil para sillas de paseo ni carritos de bebé.
En el pinar se encuentra una zona de merendero, acondicionada con mesas y bancos, donde hacer un pícnic familiar en plena naturaleza.
Ruta por las pozas del río Arba
Como propuesta de actividad para hacer con niños, podéis seguir el curso del río Arba hasta llegar a otra de las pozas de Luesia. La Poza de Santa María se encuentra a unos pocos metros arriba del Pozo Pígalo. Puede que esta poza natural sea algo menos atractiva, pero desde luego es mucho menos visitada.
Se puede acceder desde la parte superior de la cascada del Pozo Pígalo, aunque si os es más fácil, también podéis subir hasta el puente que conecta las dos orillas del río Arba y a partir de ahí se abre una senda que remonta de nuevo al cauce. Después podéis proseguir la caminata y llegar a otras pozas de menor tamaño o bien daros la vuelta y dar por finalizada la excursión.
Esta pequeña ruta de senderismo, de unos 2,5 km, es muy fácil de hacer y podréis pasar un buen día descubriendo estas pozas más tranquilas, pero con un encanto especial creado por la naturaleza. De regreso podéis tomar la pista forestal, que bien es un trayecto un poco más largo que la ruta por el río, pero más rápida.
El Corral de Calvo
Como alternativa, podéis seguir el paseo hasta llegar al Corral de Calvo. Aunque, actualmente solo quedan restos, es un asentamiento arqueológico perteneciente a un antiguo monasterio del siglo XI. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 2008.
Este yacimiento está situado en un cerro cerca de la Sierra de Santo Domingo. Está rodeado de una espesa vegetación, pero a pesar de ello se pueden distinguir dos zonas: la parte monumental, datada entre 1025 y 1030, y el extenso entorno de restos arqueológicos que se expanden por el área.
La iglesia aguarda ciertas características pertenecientes al período de arte prerrománico, de la Edad Media. Mientras que el resto del yacimiento está conformado por cerámicas de tradición islámica, tumbas con conchas de peregrino.
Años más adelante, concretamente en 1985 y 1986, se restauraron los muros del ábside y de la iglesia. Después, tras años de deterioro y desgaste de los materiales, el Gobierno de Aragón realizó la renovación de la cubierta.
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