El Camino del Ebro está formado por un total de 14 etapas. Su punto de inicio se encuentra en la desembocadura del Ebro y llega hasta Logroño para unirse al Camino de Santiago, donde el peregrino, por fin, alcanzará la meta de personarse ante el apóstol.

Una de las etapas más sencillas de este Camino del Ebro es la que discurre entre las localidades de Gandesa y Batea. Esta ruta de apenas 12,2 km no tiene grandes desniveles ni discurre por tramos peligrosos, lo que la convierte en una senda perfecta para realizar en familia en cualquier época del año.

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Camino del Ebro
Camino del Ebro | Fuente: Camino de Santiago Catalunya

Camino del Ebro de Gandesa a Batea

La ruta comienza a la salida de la localidad de Gandesa, es fácil encontrar el lugar, ya que está señalizado con las marcas peregrinas de color amarillo. El camino, de firme asfaltado en algunos tramos y otros de tierra compacta, discurre entre montes bajos, pinares y abundantes viñedos. La única dificultad que puede encontrarse el senderista es una pequeña subida a la salida de Gandesa y un ligero descenso, agradable incluso, a la llegada a Batea.

La única recomendación que se debe dar a los excursionistas que opten por realizar esta ruta es que durante la época de la vendimia en el camino se encuentran bastantes caminos y vehículos, por lo que el polvo es constante. Es aconsejable llevar un pañuelo que tape el rostro para evitar estar respirando polvo constantemente y se debe extremar la precaución si se va con niños pequeños debido al tráfico.

El camino es sencillo y sin dificultad, aun así es aconsejable ir con ropa y calzado deportivo, evitar las horas centrales del día (especialmente durante el verano), ir provistos con agua y algo de comida, el teléfono con batería y una gorra para protegerse del sol. Sin olvidar el uso constante de protección solar (más en las horas del día donde el sol aprieta), unas gafas de sol y alimentos con alto contenido en azúcar para evitar los desmayos.

Otras actividades culturales

Siendo el río Ebro un eje de comunicación durante siglos entre la meseta castellana y el Mediterráneo, pueden apreciarse pueblos de todo tipo como consecuencia de las numerosas civilizaciones que se sirvieron de esta vía.

En la localidad de Gandesa se establecieron por primera vez los íberos y tuvieron su asentamiento en el lugar llamado Coll del Moro, hoy de gran interés arqueológico y en el que se han encontrado restos de tumbas con incineraciones típicas de la Época del Bronce y de la primera Edad del Hierro. La ciudad fue también uno de los principales escenarios de la famosa batalla del Ebro, durante la Guerra Civil española, sufriendo graves destrucciones.

Río Canaletes, Gandesa
Río Canaletes, Gandesa | Fuente: Ayuntamiento de Gandesa

La iglesia arciprestal de la Asunción data de los siglos XII y XIII y tiene una espléndida portada románica, siendo otras partes del edificio de estilo barroco y neoclásico. Además, se conservan todavía algunas magníficas casas solariegas como la de los Barones de Purroi, la de los señores de Liori y la casa Dels Sunyer, todas ellas de estilo neoclásico.

Por otro lado, en Batea se sucedieron importantes episodios bélicos como la Guerra de Sucesión (siglo XVIII), las Guerras Carlistas (siglo XIX) y la, famosa tristemente, Batalla del Ebro durante la Guerra Civil Española. Por ello, y a pesar de no conservar grandes monumentos ni estructuras de épocas muy antiguas, sí cabe destacar tres edificios emblemáticos de la localidad: la Iglesia de San Miguel Arcángel, la Puerta del Ángel y los soportales del llamado Carrer Major, uno de los elementos arquitectónicos más destacados.

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