El castillo de Niebla se ubica en la provincia de Huelva. Declarado como un Conjunto Histórico-Artístico, ha resistido el paso del tiempo resguardado por murallas en su totalidad. Se sitúa en una colina a la orilla del río Tinto. Con un estilo almorávide predominante y construido siguiendo las pautas califales, su perímetro amurallado contiene tramos romanos y otros de épocas anteriores.

También se le conoce como el Castillo de los Guzmanes por haber sido propiedad de esta influyente dinastía durante varios siglos. A lo largo del tiempo, ha enfrentado la furia de terremotos y un devastador asedio durante la Guerra de Independencia, sin embargo, sus sólidos muros continúan dejando una impresión imponente. Conserva cinco entradas, siendo la del Buey, de influencia almohade-mudéjar, la más destacada por su belleza.

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Estructura

El castillo que vemos hoy fue ampliado y renovado al comienzo del siglo XV por Enrique Guzmán, el IV conde de Niebla, siendo notablemente una edificación posterior a la Reconquista. El origen de este castillo se remonta a la época romana y ha sido habitado hasta tiempos relativamente recientes. A lo largo de su historia, ha experimentado varias modificaciones llevadas a cabo por sus sucesivos ocupantes: visigodos, árabes y cristianos.

El perímetro fortificado y sus torres abarcan un área de 16 hectáreas, alcanzando una altura máxima de 16 metros. La longitud aproximada de sus murallas es de 2 kilómetros, albergando 48 torres de forma cuadrada y 5 torres de forma rectangular, que dan paso a las diversas puertas: Sevilla, Socorro, Agua, Buey y Embarcadero. Además, destacan dos torres octogonales en la sección oriental del conjunto.

Castillo de Niebla

Historia del castillo de Niebla

Inicialmente, el alcázar funcionaba como la fortaleza o ciudadela y residencia del decurión, como indican algunos arcos romanos que todavía se conservan. Los fosos y las impresionantes mazmorras bajo los muros tallados con enormes sillares en forma de pasadizos atestiguan su pasado. Tras la conquista de Niebla por los visigodos, y tras las debidas reparaciones, el castillo fue ocupado por los líderes militares visigodos.

Bajo el dominio árabe, el Castillo experimenta una transformación en el Alcázar o Palacio. En este periodo fue embellecido con azulejos de colores, yeserías e inscripciones, así como cerámicas. Además, se erige una impresionante noria para el riego de los jardines, junto con fuentes adornadas con exquisitos mosaicos. Cumple así un papel crucial como fortaleza durante el reinado del califato de Córdoba. Posteriormente, fue habitado por las dinastías autónomas de los Beni-Yahya y los Beni-Mahfot.

La urbe islámica de Lebla desempeñó un importante rol durante la época de los almohades y el reinado taifa de Ibn Mahfot. Tras la conquista y captura de la ciudad por parte de Alfonso X en 1262, y con el monarca presionado por disputas con Portugal sobre la posesión del Algarve, Niebla fue concedida a su hija, Doña Beatriz. Posteriormente, el territorio completo pasó a manos de Pedro I y, tras su fallecimiento, el primer Trastámara otorgó el Condado de Niebla a los Guzmanes. Así, después de un periodo de dominio real, se sucedió otro a partir de 1368, caracterizado por una marcada feudalización y estabilidad.

En la actualidad, cuenta con varias salas tematizadas en las que se recrean épocas pasadas, como la Cámara de la Condesa, la Armería o las Mazmorras, dos niveles de subterráneos donde se exponen más de 30 instrumentos y máquinas de tortura. Sin duda, un lugar para aprender y sorprenderse con la gran historia que esconde.

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