Peñíscola, también conocida como la Ciudad del Mar, es una localidad con mucho encanto situada en la provincia valenciana de Castellón. Se trata de un lugar perfecto para pasar unos días en familia y disfrutar del sol, de la playa y de su importante patrimonio cultural.

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Peñíscola

Peñíscola ha sido testigo del paso de todas las civilizaciones que han navegado el mar Mediterráneo (fenicios, griegos, romanos, bizantinos, árabes). Todos ellos supieron aprovecharse de la estratégica situación en que se encuentra la ciudad, además de su eficaz fortaleza, abundancia de agua dulce y buen clima. En la Edad Media tuvo un esplendor especial, cuando los Caballeros Templarios se establecieron en sus tierras, dejando entre su legado un imponente castillo.

El Castillo del Papa Luna, esa fortaleza templaria del año 1307, corona la ciudad y está rodeado de un conjunto de murallas que protege la ciudad. Fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931. En sus siglos de historia ha sufrido varios asedios e incendios, pero su conjunto no se ha visto modificado sustancialmente. Llegó a transformarse en palacio papal bajo el mandato de Benedicto XIII.

Otro lugar que no nos debemos perder es el Parque de Artillería, convertido en un parque botánico donde se pueden contemplar palmeras, olivos, lavandas y flora autóctona del Parque Natural de la Sierra de Irta. Además, desde su jardín podemos contemplar la bahía de Peñíscola y deleitarnos con sus preciosas vistas.

Peñíscola
Peñíscola | Fuente: Canva maylat

Paseando por la parte más alta del casco antiguo nos toparemos con las murallas, construidas en distintas épocas y que dan una imagen de fortaleza inexpugnable a la ciudad. Destaca especialmente la parte renacentista de la muralla. Además, resulta interesante visitar las tres puertas de la fortaleza: El Portal Fosc, Sant Pere y la Puerta de Santa María.

Uno de los lugares más curiosos y conocidos de Peñíscola es el llamado “Bufador”. Se trata de un agujero natural en la roca por el que las aguas del Mediterráneo entran y salen continuamente, provocando estruendosos “bufidos”, de ahí el nombre. Es especialmente espectacular con el mar está agitado, cuando podremos ver el agua ascender y descender con fuerza por la cavidad.

Peñíscola ofrece playa, monumentos y mucho más. Es también un lugar perfecto para los amantes del senderismo.

Peñíscola
Peñíscola | Fuente: Canva

Rutas en Peñíscola

La ciudad de Peñíscola nos propone tres rutas para empaparnos de toda su esencia: La ruta Histórico- Artística, la ruta Monumental y la ruta Marinera.

La primera comienza en La Porteta, donde se encontraba el puerto originario de la ciudad, donde llegaron tantos pueblos. Allí podemos ver sus restos, así como los de una antigua muralla con contrafuertes y la propia “porteta”, la puerta del antiguo embarcadero.

La ruta continúa por el Parque de la Artillería y la Plaza de Armas, para más tarde desplazarnos hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la Ermitana, construida en el siglo XVIII. A continuación llegaremos hasta la construcción templaria del Castillo del Papa Luna, a pocos metros encontraremos el faro y más tarde el Museo del Mar, donde terminaremos esta primera opción de ruta conociendo más sobre las costumbres de los navegantes de la zona, y su flora y fauna.

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Peñíscola | Fuente: Canva

La ruta Monumental comienza en la Font de la Petxina, una fuente de agua dulce, sigue por el medieval Portal de San Pedro, por el Bufador, la Calle Mayor, la Iglesia Parroquial (del siglo XIII), el Portal de Fosc, la Puerta de Santa María o de las Caseres, la Plaza de Santa María y termina en Font de Dins, un manantial de agua dulce.

La última ruta visita la porteta, el puerto, el Portal de Sant Pere y el Bufador, terminando en el Museo del Mar.

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