La senda del río de la Miel es muy sencilla y parte de un camino forestal que se adentra en el Parque Natural de los Alcornocales, espacio protegido por la Junta de Andalucía desde el año 1989 y uno de los ejemplos de bosque Mediterráneo salvaje. El Parque se puede recorrer desde aquí a través de diferentes senderos, todos ellos con diferentes niveles de dificultad.

El parque conserva verdaderos tesoros naturales, como bosques de helechos gigantes, típicos de la vegetación subtropical y que permiten la proliferación y el cobijo para cientos de especies animales. De hecho, el Parque es el hogar del conocido como “corzo andaluz”, una especie única que solo habita en este lugar del planeta y que está especialmente amenazada.

El camino sigue el curso del río de la Miel, del que se dice que toma el nombre por varias leyendas, todas ellas sin fundamento histórico alguno, como no podía ser de otro modo. Lo que se sabe es que en el siglo VIII ya lo llamaban así los musulmanes que conquistaron la Península Ibérica, bien por el dulzor de sus aguas, por el color amielado del caudal del río, o bien por el desarrollo de una incipiente cultura apícola en la ribera del río, que permitió el levantamiento de diversos panales de abejas.

Elementos de interés

La primera parada es en el Molino de Escalona, un molino del siglo XVIII que aún está en funcionamiento. Hace siglos, la ruta del río de la Miel estaba repleta de molinos harineros que aprovechaban la fuerza del agua para moler el grano y fabricar harina, pero hoy en día, el de Escalona es el único que mantiene su actividad harinera.

Senda del río de la Miel
Senda del río de la Miel | Fuente: Turismo de Cádiz

La siguiente parada se realiza en la Fuente de las Niñas, un caño que nace de la propia roca y cuya agua fresca es apta para el consumo. El agua viene filtrada por la propia tierra y sale cargada de minerales que la hacen perfecta para refrescarse y pegar un buen trago. A continuación, encontraréis el Molino del Águila, o más bien en lo que queda de él. Es todo un espectáculo ver cómo los restos de lo que fue un prolífico molino harinero son fagocitados poco a poco por la naturaleza, que va imponiendo su ley y ha terminado convirtiendo este lugar en un pequeño paraíso natural en medio de Cádiz.

Dejando los molinos atrás, alcanzaréis el final del recorrido, justo al llegar a la cascada conocida como la Poza de la Chorrera. Esta pequeña laguna de color turquesa es el último gran salto de agua que hace el río desde su nacimiento y, a pesar de que el agua está fría, hay quien se atreve a darse un baño.

No es la única cascada que se puede disfrutar; también podéis bordear la poza de la Chorrera y continuar el camino arriba para llegar a otros saltos de agua de singular belleza. Un poco más arriba se encuentra la llamada Poza de la Cola de Caballo, probablemente uno de los rincones más bonitos de esta aventura. El agua se escurre por la roca en una poza repleta de helechos y otras plantas trepadoras. Los niveles de humedad son tales que se desarrolla una especie microclima tropical que mantiene una temperatura bastante constante durante todo el año. Eso sí, no olvidéis que hay partes del Parque que al ser reserva natural requieren de un permiso especial.

Cómo llegar

Hay que salir desde Algeciras hasta la conocida barriada de El Cobre, a las afueras de la localidad. Allí se puede dejar el coche sin ningún problema, ya que encontraréis varios vehículos estacionados a ambos lados del camino. La ruta está bien señalizada con un primer panel explicativo y varias opciones alternativas.