Mojácar, en Almería, está considerado como uno de pueblos más bonitos de España. Sus casas encaladas, su privilegiado entorno natural y sus maravillosas playas, hacen de este municipio un lugar perfecto para descansar y hacer turismo.
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Mojácar
Hablar de Mojácar es hablar de calles laberínticas y estrechas. Montones de casas blancas encaladas y flores de colores que surgen de cada ventana y balcón. Es hablar de su marcado pasado árabe, de sus bellos miradores que ofrecen majestuosas vistas de la Sierra de Cabrera y de la inmensidad del mar.
Son muchos los lugares mágicos que merecen la pena conocer cuando se visita Mojácar, pero su Castillo de Macenas destaca entre todos ellos. Este emplazamiento militar del siglo XVIII se construyó para vigilar las costas de posibles ataques del enemigo. Desde el castillo parte un camino que lleva hasta la Torre de Perulico o Torre del Peñón. Esta torre tiene un túnel excavado en su centro que ya estaba hecho en 1526, cuando hay referencias a ella como la Torre Horadada. Esto hace suponer que se construyó así, dejando un paso, porque era materialmente imposible rodearla. Actualmente, está restaurada sobre el peñón que la sustenta.
El peñón, con la torre y el arco horadado en la roca, es uno de los paisajes más famosos de todo el pueblo. Además, se pueden visitar otros lugares de especial interés como el conocido barrio del Arrabal, antiguo barrio judío del siglo XVII, situado a extramuros de la ciudad; la Plaza del Parterre, ubicada junto a la iglesia y que sorprende por ser un espacio porticado; o la Fuente de Mojácar, con 12 caños frontales y uno lateral que vierten el agua en 3 pilares. Actualmente, la fuente está adornada con múltiples flores de todos los colores.
El entorno de Mojácar
Su entorno se puede contemplar paseando por 2 de sus miradores más importantes, el Mirador de la Plaza Nueva, punto de encuentro de la vida cotidiana de la localidad, desde donde se pueden ver unos maravillosos atardeceres sobre las sierras de Cabrera, Bédar y Almagrera; o el Mirador del Castillo con unas impresionantes vistas al mar.
Sopalmo, que significa abrigo natural o cueva, es una de las pedanías mojaqueras que preserva la esencia de autenticidad. Además, pone la tan deseada nota verde sobre el mapa local. Allí hay una pequeña Ermita construida en el s. XX y, al lado, una fuente de donde mana agua de un nacimiento natural. Sopalmo ha sido lugar de encuentro de artistas y pintores, su luz y sus paisajes han inspirado numerosas obras.
Desde 1989 existe uno de los monumentos a la Mujer Mojaquera. Dos estatuas realizadas en mármol blanco de Macael, por la escultora almeriense Mª Ángeles Lázaro Guil, en homenaje al esfuerzo de la mujer que cultivó la tierra, cuidó de la casa y la familia y mantuvo en pie su pueblo, a pesar de las guerras, sequías y emigraciones. Se encuentra junto a la Iglesia.
Y la Ermita de San Pascual de Bailón. Situada en el paraje de Agua de En medio, en dirección a Sopalmo. Construida en el s. XX gracias al dinero enviado por Pascual Artero, mojaquero que emigró a la isla de Guam y fue virrey. En la actualidad es utilizada por la iglesia anglicana.
Y para terminar nada mejor que disfrutar de sus maravillosas playas Marina de la Torre, Piedra Villazar o Venta del Bacanal.
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